lunes, 4 de mayo de 2015

Recuerdo aquel aire caluroso y lo que denotaba, a decir verdad, imagino que cuando el primer rayo de verano toque mi piel cada año, seré bañada en tu recuerdo. El recuerdo de un chico poco convencional, que nunca necesito de nada y de nadie y que yo conocí casi por accidente. Corría el mes de julio hábil y fuerte y una noche cuya luna no puedo describir, pues mi ojos estaban atentos a otras estrellas, me enseño que lo que era una vida detrás del amor y con ello poco a poco, una semilla fue creciendo en el jardín. La cosa creció y yo la ame, la ame más de lo indescriptible, yo ame por encima de mi, tanto como nunca ame, y de repente todo se tornó, pues el fin de mi existencia se había resuelto y como siempre, los demás pueden vivir y yo siempre me quedo un pasito para atrás. El único empujón que tengo, es aquel amor que sentí y que por mucho tiempo, vivirá en mi.
No. No lo intentes. Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes.