viernes, 9 de mayo de 2014

Las cuatro y treinta y cuatro marcaba el reloj, había visto pasar por el casi todos los minutos desde las ocho cuarenta y cinco del día anterior. La cama me esperaba y la cobardía aguardaba en mi. Algo tan banal parecía hacerse imposible, complicado, se avecinaba la noche más compleja de mi vida y yo no sabía ni como llevarla, después de algún ánimo de familiares, decidí meterme en ella. No puse despertador. Esa noche no, no quería poner más puntos, ya se habían puesto bastantes por hoy. La banda sonora eran mis tripas quejándose por falta de alimento, pero así quedarán hasta que se callen. El día más complicado, triste y feliz de mi vida se terminaba y yo ahogada en mis pensamientos traté de dormir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deseos

No. No lo intentes. Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes.