sábado, 12 de noviembre de 2011

Donec ergo solum Carpe diem.

¿Sabes? Realmente es dolor lo que siento cuando tus labios inconscientes de ello ponen fecha a nuestro amor. El decidir que todo acabe en el tiempo que tu quieras, el autoconvencerse de ello termina por volverlo cierto y posible. Las cosas son como queremos que sean. ¿Y si el destino no existe?
Siempre fui amiga de la mentira, ella me ayuda, me consuela, me cobija. Ignorancia es también felicidad.
¡Vamos! Que se cual es mi futuro y puede que mi subconsciente sepa que tu no estás en él, pero no me obligues a oírlo de tu boca. Me roba seguridad, me roba a mi misma. Ya ni siquiera se si toda la mierda merece la pena. Si quieres acabar. Acaba ya. No le busques más rodeos que éste gato sólo tiene cuatro patas. Olvida, por Dios o por mí, pero hazlo. Dime que soy la única y así sea la última.
Promete en vano, pero promete que me llevarás a París y que no morirás sin haberte recorrido Roma de mi mano.
Inventa mil sueños que como el resto acaben en un contenedor de la Quinta Avenida.
Déjame ser feliz. No es difícil. Todo el mundo lo hace. Donec ergo solum Carpe diem.

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Deseos

No. No lo intentes. Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes.